El rápido avance de las nuevas tecnologías está transformando el mundo laboral tal como lo conocíamos. La inteligencia artificial, el análisis predictivo de datos, machine learning, internet de las cosas y la robótica, entre otras innovadoras herramientas, no solo mejoran la eficiencia y la productividad de las organizaciones, sino que también generan puestos de trabajo y demandan nuevas competencias para adaptarse al siglo XXI.

Si bien la tecnología ha estado cambiando la naturaleza del trabajo desde que se inició la Revolución Industrial a fines del siglo XVIII, la velocidad y amplitud de la actual ola de innovación no tiene precedentes. Los expertos estiman que en la próxima década, millones de empleos podrían modificarse a partir de esta revolución tecnológica.

El último informe del Foro Económico Mundial afirma que las nuevas tecnologías provocarán una rotación estructural del 23% en la composición del mercado laboral de las empresas de todo el mundo. Esto implica la desaparición de puestos existentes y la creación de nuevas profesiones.

Este escenario genera ilusión y expectativas. Las organizaciones enfrentan el desafío de reinventar sus procesos de gestión de recursos humanos, con políticas de diseño de los nuevos roles y de capacitación profesional para que los empleados adquieran las habilidades que exigen el nuevo paradigma.

Retos de la revolución tech

La inteligencia artificial es, sin lugar a dudas, la tecnología que mayor impacto está generando en el campo laboral.

Sus beneficios son numerosos. La IA permite automatizar tareas repetitivas, mejorar la atención de los clientes a través de chatbots, optimizar la toma de decisiones a partir del análisis avanzado de los datos y personalizar servicios por medio del estudio de las preferencias de los clientes.

Asimismo, el uso de la inteligencia artificial está posibilitando la creación de nuevos trabajos y profesiones, en áreas como el desarrollo y mantenimiento de sistemas de IA, el análisis de datos o el diseño de algoritmos.

De acuerdo con un reciente estudio de Microsoft, la productividad de las organizaciones mejora hasta en un 40% por el uso de Large Language Model (LLM), modelos de lenguaje de gran escala diseñados con inteligencia artificial.

El panorama para las organizaciones es desafiante, pero también plantea algunos interrogantes sobre el rol que van a cumplir los trabajadores frente al avance incontenible de las máquinas.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en un informe publicado a fines del año pasado, sostiene que la mayoría de los empleos e industrias solo están expuestos parcialmente a la automatización, y que es probable que sean complementados en lugar de sustituidos. Es decir, que el impacto de la tecnología no será la destrucción del empleo, sino más bien los cambios potenciales en la calidad de los puestos de trabajo.

Efectivamente, la capacitación a los trabajadores en las habilidades que exigen las nuevas tecnologías será un aspecto fundamental en la conformación del nuevo mercado laboral.

Un estudio de IBM, basado en la opinión de 3.000 ejecutivos y 21.000 empleados de 21 países, proyecta que el 40% de los trabajadores del planeta (unos 1.400 millones de personas) deberán ser reentrenados para poder adaptarse a la creciente utilización de la tecnología (en particular de la inteligencia artificial) en los procesos de producción.

Profesiones emergentes

De acuerdo al mencionado reporte del Foro Económico Mundial, las profesiones que han tenido el crecimiento más rápido en los últimos años son las relacionadas con la tecnología, en particular con la inteligencia artificial y machine learning.

Siguen en la lista de nuevos empleos los especialistas en sostenibilidad, los analistas de inteligencia de negocios y los analistas de seguridad de la información. Otras profesiones que tendrán un gran desarrollo en los tiempos que vienen son las de ingenieros FinTech, analistas de datos, ingenieros en robótica, ingenieros en electrotecnología y especialistas en transformación digital.

Los expertos en energía renovable o ingenieros en instalación y sistemas de energía solar también están creciendo, a medida que las economías de los países incrementan la producción de energías limpias.

Todas estas nuevas profesiones requieren un conjunto diverso de habilidades, como la programación, el análisis de datos y las matemáticas. Pero también existen otras capacidades, conocidas como habilidades blandas, que no se enseñan en las universidades, y que van a ser cada vez más requeridas por las organizaciones en el futuro. Por ejemplo, la buena comunicación, la empatía, la creatividad, la ética, el pensamiento crítico, entre otras.

Un camino de oportunidades

Los cambios que está experimentando el panorama laboral con la irrupción de las nuevas tecnologías exigen un compromiso de las empresas para implementar programas de capacitación continua y de reciclaje profesional.

Es clave, además, el trabajo conjunto de las organizaciones con el gobierno y las instituciones educativas para reducir la brecha de habilidades que separa la oferta de la demanda laboral.

La tecnología no es una amenaza. Por el contrario, si se la implementa a partir de políticas adecuadas, puede ayudar a crear ambientes laborales más colaborativos, productivos y satisfactorios.

Aquellas organizaciones que estén dispuestas a abrazar el cambio y a invertir en su desarrollo profesional, estarán mejor posicionadas para prosperar en esta era digital.

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